Grasas trans: causantes de obesidad y enfermedades cardiovasculares
¿Sabes qué son las grasas trans? Te enseñamos cómo identificarlas
Las grasa trans son un tipo de grasas (ácidos grasos insaturados) que se transforma de manera industrial de aceite líquido a grasa sólida con un proceso de hidrogenación añadiendo hidrógenos.
Este proceso permite que los aceites sean más estables y que se oxiden menos. También ayudan a que los alimentos sean más perdurables, tengan mejor sabor y textura. Es por esto que en la industria alimentaria industrial se utilizan tanto.
Las grasas trans (AGT) también se conocen como ácidos grasos trans o grasas trans.
Este tipo de grasas ocasionan un gran daño en nuestra salud porque:
Aumentan el riesgo de sufrir cardiopatías, algo que ha quedado demostrado a través de numerosos estudios.
Favorecen al estrechamiento de las arterias dificultando el paso de la sangre. Incluso se ha llegado a calcular que una ingesta de 5 gramos diario incrementa en un 25% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Es por esto los médicos recomiendan hacer ejercicios cardiovsculares, para ayudar a contrarrestar el efecto de las grasas trans en nuestro cuerpo y tener mejor salud cardiovascuar.
Se ha demostrado que también aumentan el riesgo de sufrir depresión.
Son más difíciles de asimilar por nuestro organismo por lo que generan obesidad más fácilmente en aquellas personas que abusan de ellas.
También aumentan el colesterol malo y reducen el bueno. Además de aumentar las posibilidades de sufrir diabetes tipo II.
Descubre de dónde se encuentran las famosas famosas grasas trans:
Por todas esas razones, es imprescindible reconocer en qué alimentos están presentes para poder regular su ingesta. A grandes rasgos, podemos decir que las grasas trans están presentes en comida precocinada, snacks, patatas fritas congeladas o bollería industrial. Aunque existen otros alimentos, como la carnes de cerdo y de cordero, la mantequilla y la leche, que contienen de manera natural este tipo de grasas en pequeñas cantidades.
Si las ingerimos a través de alimentos frescos (como la leche o la carne de cerdo y cordero) no pasa nada si es en cantidades recomendadas, puesto que tienen una cantidad de grasas trans reducida y el cuerpo tiene el tiempo y la capacidad suficiente como para asimilarlas y eliminaras del organismo.
El problema aparece cuando la cantidad que comemos es superior a la que podemos regular. Por esto debemos controlar os alimentos que comemos, sobretodo los industriales porque además, tienen más ingredientes poco recomendados para el cuerpo humano.
Os recomendamos que miréis bien las etiqueta antes de echar las cosas al carrito. Generalmente las etiquetas no declaran abiertamente la presencia de grasas trans en los alimentos, un truco para detectar este tipo de grasas consiste en comprobar si la etiqueta del producto en cuestión detalla la presencia de grasas “parcialmente hidrogenadas”. En caso afirmativo, casi al 100% tendrá grasas trans.
Aprende cómo sustituir alimentos con grasas trans por otros que sin
Como la mayoría de productos de fabricación industria tienen estas grasa, para reducir su consumo debemos reducir o eliminar por completo la ingesta de estos alimentos. Este proceso puede ser complicado, puesto que la mayoría de alimentos contiene esta grasa.
La OMS recomienda que menos del 1% de nuestras calorías diarias debe proceder de las grasas trans.
Sustituye los alimentos que tengan grasa trans por otros que tengan grasas polinsaturadas o monoinsaturadas. por ejemplo, cambiaremos la mantequilla u otras grasas sólidas por aceite de oliva. La margarina sólida por la margarina suave.
Si comemos fuera de casa, podemos preguntar con qué tipo de grasa son cocinados los alimentos.
En vez e comer carnes que tengan esta grasa la podemos cambiar por pollo sin piel, pavo o por pescado. Si de todas forma queremos comer carne roja, vamos a procurar que sean cortes magros y que quitemos la grasa visible antes de cocinarla.
Los lácteos enteros los cambiaremos por lácteos bajos en grasa o sin grasa. Podemos aumentar el consumo de fruta y verdura fresca.
Para evitar que se produzca la grasa saturada cuando cocinemos los alimentos, es preferible cocinar al horno o ala parrilla en vez de con la freidora.
Debemos evitar las salsas con base de crema o queso. Si las preparaos nosotros mismos, podemos sustituir estos alimentos por leche o queso desnatados.
Podemos sustituir un huevo entero por dos claras de huevo.
Cocinar con hierbas, zumos de limón o especies en vez de con mantequilla.
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Fuente: ictiva
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